El tratamiento para infecciones óseas y articulares depende del tipo y la gravedad de la infección. Las infecciones bacterianas, como la osteomielitis, generalmente se tratan con antibióticos intravenosos, seguidos de antibióticos orales durante varias semanas o meses. En algunos casos, puede ser necesario extirpar quirúrgicamente el tejido infectado para evitar que la infección se propague.
Las infecciones fúngicas y virales pueden ser más difíciles de tratar y pueden requerir medicamentos antifúngicos o antivirales específicos. En casos graves, puede ser necesario extirpar el tejido infectado quirúrgicamente. Las infecciones parasitarias, como la enfermedad de Lyme, también se tratan con antibióticos.
Además del tratamiento con medicamentos, también puede ser necesario realizar terapia física y rehabilitación para restaurar la función ósea y articular. Es importante tratar las infecciones óseas y articulares rápidamente para evitar complicaciones graves, como deformidades, discapacidades o incluso amputaciones. Si sospecha que tiene una infección ósea o articular, es importante buscar atención médica de inmediato.